En pleno corazón de la ciudad de Los Califas, a eso de la medianoche, una pareja halla en la plaza de Capuchinos a un dominico de la Orden de Predicadores
de san Agustín postrado a los pies del Cristo de los Faroles en una genuflexión imposible. Un hierro le cruza el costado derecho abriéndole una brecha que supura sus últimos rezos. Durante el
traslado al hospital, el religioso encuentra la muerte entre murmuraciones de perdón.
La brigada de homicidios de la ciudad abre una investigación para esclarecer los hechos. Mientras tanto, el padre del dominico decide
recurrir al detective privado Roberto Bocanegra para que paralelamente investigue por los recovecos a los que, la ley, no les permite llegar a la policía.
Una historia que se sumerge en las negras aguas de la inmoralidad de una ciudad que se resiste a olvidar su glorioso pasado.